Ya empiezan a matarse entre ellos. Todos quieren el chollo del jefe y sus
amiguetes.
Una nueva Casta ha nacido, la de Pablo y sus amigos, gracias a los pringaos
de siempre, los de las manitas al aire cada vez que sonaba una consigna en Sol, la de
los que nos trajeron la mayoría absoluta del PP con la miseria bajo el brazo y
el presente y el futuro destrozado para los jóvenes y no tan jóvenes.
La de las campañas contra el PSOE de la mano de IU, UPyD, Ciudadanos, y
otras minorías del chollo rápido y el insulto fácil y ramplón. La subvencionada por el PP desde las teles y radios afines, y los diarios panfletarios pagados con nuestro dinero.
Ayer en la reunión se dijeron de todo menos bonitos, pero los pardillos en
las redes siguen defendiendo a Pablo el de la nueva Casta como si fuera su
padre. No se dan cuenta de que ese Pablo ya tiene lo que quería, y sus
amiguetes también. Y que ellos seguirán siendo los mismos pringaos que eran en
Sol y lo seguirán siendo durante toda su vida.
"Los círculos no son democráticos" Podemos menos aun.
La tensión del encuentro de anoche en ese local del madrileño barrio de
Legazpi la resumió el propio Monedero con sus últimas palabras: “Hoy no me
merece la pena estar en Podemos, lo que me pide el cuerpo es mandar al carajo
esta reunión y que os vaya bonito”.
Mientras otros dirigentes de la órbita de Pablo Iglesias como Luis Alegre
(uno de los que componen la candidatura de los 25) trataron de tender puentes y
ejercer una cierta autocrítica sobre todo basada en los “problemas de
comunicación de Podemos”, Monedero acusó de falta de legitimidad a las
asambleas ciudadanas. Tras pedir a sus simpatizantes (todos en la reunión se
trataron con familiaridad y abundó el “compa” para referirse a unos a otros)
lamentó que ni siquiera el espectacular resultado de los comicios europeos haya
matizado las críticas internas. “Entendimos que algo de confianza nos
merecíamos con 1,2 millones de votos”, lamentó.
Luego pasó al ataque y ajustó cuentas con los portavoces más acerados. Y
dejó una frase que cayó como una losa sobre la mayoría de los presentes: “Los
círculos no son democráticos”.
Lamentó que en sus votaciones (como las que formularon para oponerse a la
propuesta de Pablo Iglesias y su equipo y pedir primarias abiertas también para
el grupo de los 25) todas las asambleas cuentan igual a pesar de que algunas
suman muchos más miembros, que las decanten muchas veces los miembros que
tienen más facilidades para acudir a las reuniones y que no siempre sus
portavoces defiendan lo que se aprueba desde abajo. “Queréis hacer de los
círculos el órgano de decisión de Podemos, pues planteadlo así”, dijo, dando a
entender que el conflicto obedece básicamente a una pugna por el control de la
organización.
Durante todo el encuentro (en el que están erradicados los aplausos pero
abundó esa agitación de manos para demostrar conformidad con el que interviene
que hicieron famosas las asambleas del 15-M) algunos miembros de la comisión
organizadora trataron de poner paz y buscar una vía intermedia entre el
discurso de Monedero y el de los portavoces de los círculos. Sin demasiado,
éxito, Podemos encarrila una semana crucial con un ambiente interno
irrespirable y un enorme malestar por abajo que amenaza con propagarse desde
Madrid a otras ciudades por esa autopista de las redes sociales que sirve para
amplificar sus mensajes.
Lo admitieron varios de los que intervinieron anoche a
viva voz en sus turnos de palabra: “Me voy de esta reunión asustado”.
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