Ramón Cotarelo nos dice:
No va a ser fácil la constitución del gobierno. Va a ser muy difícil. Una filigrana. Casi juegos malabares. Pero los partidos, sus dirigentes, tienen que conseguirlo. El país debe cerrar esta etapa de saqueo mafioso y no prolongar cuatro o cinco meses más la agonía de un partido de presuntos forajidos, la patulea valenciana, la balear, los Rato, Blesa, Granados, etc. y los que sin duda engrosarán en próximas fechas la lista de ladrones. Los negociadores tienen una responsabilidad inexcusable de poner punto final a esta era de latrocinio e involución franquista.
Y tienen también la de constituirse en un gobierno que pueda entablar relaciones con el de la Generalitat para tratar de buscar una solución civilizada, democrática y pacífica al desbarajuste que la imbecilidad de la oligarquía nacional española ha provocado.
Son dos retos que no admiten demora.
La semana parece comenzar bien. El PSOE negocia con Ciudadanos, con IU, con Compromís, con el PNV y Coalición Canaria. Solo ha excluido al PP, cosa que me parece correcta pues no hay nada de qué hablar con esa asociacion de presuntos malhechores, y a los partidos independentistas, ERC y DiL, cosa que no me lo parece por cuanto aunque reivindiquen objetivos a los que el PSOE se opone frontalmente, están en su derecho, lo hacen dentro de la legalidad (a diferencia del PP) y debieran recibir el mismo trato que los demás.
Excluido, mejor dicho, autoexcluido, está Podemos quien lanzó un ultimátum bastante inepto e imposible de recoger y, de ese modo, bloqueó unilateralmente las negociaciones. El PSOE, con mayor sentido de la diplomacia, sin embargo, mantiene abierta la línea del diálogo y serán los otros quienes tendrán que dar algún paso.
De momento siguen encerrados en la triquiñuela de que el PSOE debe elegir entre ellos y C's. Ya no dicen el PP porque resultaría chusco, pero es curiosa la contumacia de esta gente en el error. Es como si creyeran que, a base de reiterarlo, dejara de ser un error para convertirse en un acierto. Como esa afirmación que siguen largando de los cinco millones de votos que nunca fueron tales, igual que los 69 diputados tampoco lo fueron y ahora ya va estando claro que no lo son. Como si el hecho de repetir que han de "hablar con una sola voz" ocultara que no la tienen y que están tan fraccionados como es habitual en los ámbitos de esta izquierda neocomunista, al estilo de IU, de la que muchos de ellos proceden
Un mal asunto, desde luego. Ya a cierta distancia del 20D y los humos del momento, algunas cosas empiezan a estar claras: el bipartidismo no se ha hundido y el PSOE ha aguantado bastante bien una arremetida fuerte en circunstancias adversas. Tan bien que es la pieza de la centralidad política, la única en torno a la cual puede fraguarse una coalición y a la que estos recién llegados pretenden confundir mediante logomaquias de principiantes. En esas condiciones y aunque les humille confesarlo, es Podemos quien tiene que elegir entre seguir en su estrategia de acabar con el PSOE (provocando nuevas elecciones) o pactar con él. Y cada día que pasa, esa elección anuncia peores consecuencias por cuanto, en efecto, el PSOE no se hunde ni se "pasokiza".
Y, por cierto, los sondeos y encuestas, por mucho que las terminales mediáticas de Podemos, como Público o la Sexta las "interpreten", cada vez pintarán peor para la formación morada.
Una nuevas elecciones, sin duda, serán un desastre para el país pero, tal como van las cosas, no, precisamente, para los partidos que muestran ánimo de pactar y evitarlas.
Es elemental.
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