El presidente delincuente no quiere que nadie le
distraiga de no se sabe bien qué. Una forma más de llamarnos idiotas. Intentar
hacer que creamos que lo del Caso Rajoy/Bárcenas es una treta política de
quienes están en la oposición. Como si encubrir a un presunto delincuente no
fuera delinquir. Como si ser cómplice de un presunto delincuente no fuera
delinquir. Como si obstruir la acción de la justicia no fuera delinquir. Como
si destruir pruebas incriminatorias no fuera delinquir.
Rajoy y su partido “banda” ha cometido más delitos
punibles con penas de cárcel que muchos de los que hoy están cumpliendo condena
en las cárceles españolas. Eso que en cualquier país civilizado del mundo
occidental supondría dimisión inmediata y convocar elecciones por el Jefe del
Estado, en el Caso Rajoy, una de las piezas separadas del Caso Gurtel, es según
el presidente delincuente una “distracción” de sus “deberes” de gobierno.
Y pretende el delincuente que le creamos y si no lo
hacemos, a él nadie le va a levantar el culo del sillón de La Moncloa. Porque
entre otras cosas se tomo muchas molestias en mentirnos durante más de siete
años con la ayuda impagable de los utópicos Indignados a los que también engañaron
con acampadas y manifestaciones dirigidas por los suyos o al menos eso es lo
que a todas luces parece que fue así.
Cuatro años llevo diciendo que Rajoy es cómplice y
encubridor de la Gurtel y de todo el robo en comisiones ilegales por
adjudicaciones de obras a las grandes constructoras. Cuatro años llevo
denunciando en el blog lo que el PP es y lo que ha estado haciendo y seguirá
haciendo si antes no lo evitamos. Y siento decir que "no me gusta ni un
pelo el aspecto de la orina del enfermo, doctor".
Con un juez de broma, un fiscal del PP que solo busca
causas de anulación del proceso, un
abogado del único que está en la cárcel
(antiguo juez condenado por prevaricación en el Caso Polanco), las acusaciones
particulares que ya no saben por donde van, y un presidente delincuente cobarde
y sinvergüenza incapaz de dar la cara aunque solo sea para seguir riéndose de
los españoles, lo veo todo como muy chungo.
A finales de este mes debería tomar el Caso Rajoy el
magistrado Carmona, que ahora esta de vocal en el Consejo General del Poder
Judicial, pero eso depende del PP que tiene todas las cartas en su mano para
atrasar ese retorno al juzgado que pertenece por que este magistrado no es de
los de su cuerda. Vamos que no es un juez “más que amigo del PP”. Esto se puede
convertir en una causa de anulación de todo lo instruido desde Garzón por no
haber sido el juez predeterminado el que instruyera el caso. Y eso lo saben
todos, incluso el juez Ruz tan lento en sus decisiones y tan mojigato en los
plazos y tiempos que marca la ley.
Cuando hace ya muchos años se levanto el Caso Filesa, de
financiación ilegal del PSOE en el que se adjudicaron obras por un valor
aproximado de unos 18 millones de pesetas, el juez que llevo el caso puso patas
arribas sin avisar previamente la sede del PSOE, llevándose toda la
documentación que creyó conveniente incluidos ordenadores. Cuando más
recientemente se abrió el Caso Palau, de financiación ilegal de CDC, el juez
que lo lleva ordeno que se entrara en la sede de Convergencia Democrática de Catalunya
y se hiciera copia de todos los discos duros de los ordenadores además de
llevarse toda la documentación que tuvo por conveniente. Cuando se abrió el Caso EREs la jueza Santa Mercedes Alaya, requiso todas las actas de la Junta de Gobierno de Andalucía haciendo que se las llevaran al juzgado la policía judicial. Cuando hace unos meses se intento registrar la sede del PP alguien aviso de que eso no se podía hacer y el juez se "cago" literalmente en la toga y no se paso de la puerta de Genova trece.
¿Qué es lo que ha impedido al juez Ruz que se actuara de
la misma manera?, ¿Por qué hemos de aguantar que la justicia en todos los casos
en los que el PP o alguno de sus miembros amigo del dinero que pagamos con
nuestros impuestos, sea lenta y sobre todo indulgente con ellos. Que cuando no
los saca de la cárcel en dos ocasiones, como en el Caso Blesa, les avisa con
tiempo suficiente para que destrocen las pruebas que los incriminan?, ¿Donde están los libros de visita que pidió el juez y que jamás han entregado alegando que se destruyen de manera sistemática?
Tenemos un presidente que en el argot de la calle se
podría llamar un “chorizo vulgar y corriente”, pero disfrazado de señor, una
virtud que jamás volverá a lucir en su curriculum de cómplice y encubridor de presuntos y no tan presuntos delincuentes. Que ostenta la jefatura de un
partido con contabilidad en B de dinero negro, hecho ya probado por el juez y
aceptado por el fiscal y las acusaciones, pero que los miembros del PP siguen
negando por si cuela, sabiendo de antemano que se tiene que ser muy gilipollas
o muy Rajuenda para defender esa negativa. Los primeros lo hacen gratis, el
segundo debe cobrar por hacerlo.
Un presidente delincuente que mientras nos decía que
necesitaba mucho el dinero y que cada día miraba su cuenta corriente porque no
le llegaba a fin de mes con el dinero que cobraba, estaba cobrando el doble en sobresueldos en dinero negro
que provenía de la financiación ilegal de su partido durante más de veinte
años, y al mismo tiempo millones de españoles en desempleo y en la miseria. En
estos momentos seis millones quinientas mil personas están en paro en España y
el presidente delincuente Rajoy nos quiere entretener con sus distracciones.
No se puede ser más miserable, cobarde y canalla que el
que llega al poder mintiendo a
todos, le voten o no, y tras saberse que es un
delincuente, un chorizo vulgar, se esconde tras un plasma de televisión, se
refugia entre los miserables que mienten por y para mantenerle y acaba por
escaparse huyendo de las Cortes donde debería decir la verdad a todos los
españoles, con una gira por diversos países mientras en España la miseria, la
rabia y la estupidez crecen de manera insoportable.
Esto es lo que puede dar de sí un delincuente, jefe de
delincuentes. Mientras los silencios de quienes más vociferaban antes de las
elecciones son en estos momentos la medida de la pestilencia de la cloaca en la
que se convirtió la sede del PP en la Calle Génova trece de Madrid. Saldrán de nuevo a mentir a manipular a
distraer si pueden a quienes desean con toda su alma que se acabe esta
pesadilla. Pero desestimar cualquier
esperanza de que se comporten con la vergüenza y la dignidad que cualquier
persona honesta haría. Son chorizos, desde el primero al último y hasta que no
los echemos por la fuerza de las urnas estos seguirán robándonos e intentando
engañarnos a la mínima ocasión que tengan.
Ya lo saben, no distraigan al chorizo, esta robándonos.
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