jueves, 24 de julio de 2014

"En Europa desprecian a Rajoy porque saben que es corrupto y miente, pero lo aceptan porque es dócil" Gran Wyoming

"Hay castigos que forman parte de una ideología", sostiene el polifacético humorista y reciente premio Ondas 2013 al mejor presentador, El Gran Wyoming. Por eso, en No estamos locos(Editorial Planeta) repasa en clave de ironía el camino que nos ha hecho llegar hasta la situación actual, las características de "ser español" y los objetivos de una derecha que "no tiene manual, sólo intereses".
Además, reconoce que su nuevo libro no pretende ser objetivo. "Está escrito desde el desprecio", advierte.
Usted afirma que al español "siempre se le ha gobernado a golpes". ¿Nos merecemos esos golpes?
No es una cosa exclusiva de España, ha ocurrido en otras latitudes, como Alemania en los años treinta. Pero aquí triunfó. Tuvimos la gran desgracia o, mejor dicho, vivimos la traición del resto de los países del entorno que nos dejaron completamente aislados frente a un enemigo extremadamente poderoso. España fue el único país donde el fascismo triunfó. La Segunda Guerra Mundial lo barrió del mapa, pero a nosotros nos dejaron solos durante 40 años. Esto crea una sociología y una forma de entender el mundo que está ahí. Hay castigos que forman parte de una ideología.
¿Estamos, entonces, todavía a la sombra del franquismo?
El franquismo está en las instituciones. Estos señores todavía no han condenado el golpe de Estado. En los colegios nunca se ha enseñado la Guerra Civil porque siempre ha salido el debate de cómo se va a enseñar y a ver si van a ser unos los buenos y otros los malos. Si no entendemos quiénes son los buenos y quiénes los malos, aún no hemos empezado a hablar de democracia.
Cuando la Comunidad de Madrid comienza a contar esto en los institutos –crea un curso de capacitación, uno de los ponentes es Pío Moa–, lo que dicen es que el golpe de Estado no existió y que la guerra empezó en el 34 en Asturias. Para quitar una estatua ecuestre de Franco hubo que hacerlo a las 4 de la mañana. Y aun así la gente se enteró y salió y hubo unas protestas de miembros del PP diciendo que no se podía borrar la historia. El gran mito es que el 20 de noviembre de 1975 se muere Franco y se mueren 40 millones de españoles. Pues no, 40 millones de españoles estaban y, de una forma u otra, por acción o por omisión, eran del régimen.
Todavía no hemos superado la Guerra Civil porque simplemente se ha ocultado, como si no hubiera ocurrido, y la gente vota desde un punto de vista ideológico, independientemente del candidato, de que sea idóneo y de que sea honrado. Hay gente que va a votar a unas determinadas siglas y da igual que el candidato sea un corrupto, va a obtener los mismos votos.
Parece que el corrupto es impune
La impunidad con la que trabajan es casi absoluta. La justicia es muy lenta, pero muy condescendiente. Yo creo que una persona que ha administrado el dinero público no tiene derecho a no declarar. Sin embargo, los altos cargos se acogen a él como los delincuentes comunes. Una cosa es la responsabilidad penal y otra la que tienen con quien les ha contratado. A una cajera de unos grandes almacenes, si de su caja desaparecen 1.000 euros todos los días, el jefe la va a llamar a su despacho. Si ella pide que la lleve a comisaría, él le dirá: "Ahora vamos a ir a comisaría, pero primero me vas a contar qué coño pasa aquí, ¿dónde está la pasta?". Esto es lo normal, pero esos dos trámites no se siguen. Un alto cargo con un buen abogado, que sea capaz de interponer recursos, papeles y delitos de forma, es inmune a la justicia.
¿El caso Bárcenas será un punto de inflexión?
Los expertos dicen que no va a ocurrir absolutamente nada por prescripciones y falta de pruebas. Si se consiente que se destruyan pruebas, no hay nada que hacer. Varios juzgados han considerado, en una decisión bastante extraña para el ciudadano, que como los ordenadores eran suyos los podían romper. Lo que la jueza obvia es que estaban bajo custodia y que ahí se contenían datos en los que el principal acusado dice que está la clave de la verdad. Estamos asistiendo a un despilfarro de la autoridad moral de la justicia que va a tener graves consecuencias.
La composición del Consejo General del Poder Judicial está claramente al servicio del partido que gobierna. El Tribunal Constitucional puede anular las decisiones del Parlamento y el presidente es militante de un partido, algo completamente ridículo y que no se le consiente a un juez normal. Se ha creado una supraestructura que puede anular la voluntad del Parlamento. Eso es un disparate. Lo que están haciendo en este país es desmontar el sistema democrático.
¿Los votos legitiman el 'todo vale' una vez conseguidos?
La única legitimidad del elegido es cumplir con lo que ha prometido, que para eso le han votado. El votante no es parte de su familia, sino alguien que apoya una idea o un proyecto. El señor Rajoy reconoció que presentó un proyecto que no puede cumplir porque las circunstancias le sorprendieron y ha tenido que hacer lo contrario a lo que tenía previsto. Si es honrado, tendría que irse. Cuando uno va a un restaurante y pide un solomillo, no le pueden dar sardinas porque no queda solomillo. Primero, no me cobre lo mismo y, segundo, deme la opción de decidir si quiero sardinas o no.
Si no hay leyes que digan que los programas deben pasar ante un notario porque se supone que esa gente es honrada y por eso se les elige, cuando está en manos de lo contrario ocurre lo que ocurre. No se sienten en la necesidad de cumplir lo prometido y, además, se creen legitimados a hacer lo contrario. Esto es la abolición del sistema. El daño que están haciendo a las instituciones probablemente sea irreversible, como la incautación de los bienes públicos, la educación y la sanidad.
Cuando el Gobierno se respalda en "las circunstancias" para llevar a cabo determinadas políticas, ¿realmente las circunstancias son la causa de esas políticas?
Es una coartada. Evidentemente, estos señores están aquí de paso y todos terminan en los altos cargos de la administración. Si vemos la trayectoria de algunos políticos, son gente que prácticamente no tenía nada, casi ni cualificación profesional, pero entran en un ayuntamiento, como el caso del señor Zaplana, de ahí pasa a Madrid, acaba de portavoz del Gobierno y luego de consejero en Telefónica, cobrando un sueldo sin trabajar. Pero, previamente, esa empresa que rendía beneficios se vendió, nadie sabe a cuánto ni a dónde ha ido parar ese dinero, y ahora los beneficios van al bolsillo de los accionistas. No es el único caso. Estos señores rinden favores y luego están al frente de las empresas. No es una cosa que esté enmascarada. Hay un interés económico claro. La derecha no tiene manual, sólo tiene intereses.
¿Y cómo han conseguido quienes más se aprovechan de lo público ser considerados más españoles que quienes lo defienden?
Porque ellos utilizan una serie de símbolos en exclusiva, como la bandera, la sangre de las víctimas del terrorismo, el término de la patria y, por supuesto, la religión verdadera, que siempre está a su servicio. Tienen estos cuatro elementos que les permiten hacer lo que quieran. Esto quedó muy claro en el discurso fundamental de la Falange. Dice José Antonio Primo de Rivera que ni democracia ni nada, cuando se ofende a la patria no queda más discurso que las pistolas. Esto es así, y estos señores lo utilizan para incautar realmente nuestros bienes, que son todo lo público. Como los españoles no hemos tenido conciencia de ello, de esta especie de división en la defensa de lo común, se han aprovechado para destruirlo y metérselo en el bolsillo.
Pero estamos viendo una gran contestación social con multitudinarias manifestaciones, ¿acabará este Gobierno imponiendo su ley por agotamiento?
Primero, por coacción y represión. Ante la ignominia de la defensa y la negación de la corrupción evidente y del restablecimiento del honor del corrupto, su gran preocupación es sacar de urgencia una ley que impida manifestarse alrededor del Congreso y que puedan multar hasta con 600.000 euros por hacer escraches. A través de esta medida quieren que la gente se quede en casa mientras ellos, en un breve tiempo, utilizan la técnica del saqueo: todos a la vez y a contrarreloj. Llega un momento en el que dices: Esto es totalmente insoportable.

"Roba, pero es de los míos"

Usted califica la relación del PP con sus votantes como un "auténtico matrimonio". ¿Veremos el divorcio?
Ya vimos cómo se llenaban las plazas de toros con el señor Camps y el presidente de la nación diciendo: "Francisco, estaré a tu lado, delante o detrás, pero siempre contigo". Una cosa es que la justicia no pueda condenarlo y otra lo que los ciudadanos escuchamos en aquellas conversaciones telefónicas. Tendrían que haberle apartado y haberle puesto un cinturón de seguridad para que no se acerque más a una institución. Estas demostraciones son absolutamente patéticas, pero el pueblo estaba allí aclamándole.
En un bar de Valencia me han dicho: "Tú te callas y de Rita Barberá no tienes nada que decir porque no eres valenciano". Me ha tocado decirle que es que esa pasta que está robando es la mía. ¿Qué quieres, que robe sólo a los valencianos votantes del PP? Es una forma de entender la vida muy delirante. Y ahí entra la ideología: roba, pero es de los míos.
La pequeña y mediana empresa de este país, en los ocho años que gobernó Zapatero era muy beligerante, todo el rato exigiendo cosas, probablemente con razón; pero justo cuando más han sufrido, que se han cerrado cerca de 200.000 pymes, ha sido en estos dos años, no han vuelto a abrir la boca, a pesar de que Rajoy tampoco ha cumplido lo que les prometió. Yo tengo una familia de farmacéuticos.
También durante los años del PSOE había una gran indignación. Cuando el PP gana, por ejemplo, en Castilla-La Mancha, se han dado casos en los que se han pasado sin pagar las facturas de la Seguridad Social seis meses y no decían nada. Te pisan y te quejas como si te hubieran matado, pero te cortan un pie y no dices nada, porque son los tuyos y te pueden robar, te pueden quitar, te pueden arruinar.
También hay obreros de derechas
Un obrero de derechas es un hombre que está fuera de su lugar. Es una cosa que me dicen mucho: "Tú, como eres rico, puedes hablar de esto". Sí, yo puedo hablar de lo que me dé la gana. Un rico puede ser extravagante, pero un obrero tiene que dar de comer a sus hijos.
En plena crisis, haberse creído que estos señores iban a hacer una gestión a favor de la ciudadanía ha sido un suicidio social. He hablado con funcionarios que me dicen: “Yo he votado al PSOE pero, como me han congelado el salario, ya no le voto más. Ahora voy a votar al PP”. Es como decir: “No quiero al acosador y, para evitarlo, me pongo en manos del violador”. Aznar, Aguirre y toda esta gente no engañan a nadie. Son muy evidentes en sus declaraciones públicas, están siempre del mismo lado y sus medidas económicas siempre van en el mismo sentido. Trabajan para el CEOE.
Usted asegura que hemos renunciado a la soberanía nacional para acatar los dictados de la troika, sin embargo, Merkel, de cara a su campaña electoral, prometió aumentar las partidas en educación, sanidad y políticas sociales mientras a España se le exige lo contrario. ¿Cómo se asimila eso?
Nosotros no lo asimilamos, a nosotros nos lo impone el presidente del Gobierno. El día que gana Merkel las elecciones, él coge el teléfono y la felicita. Pero esa señora en su campaña ha hecho lo contrario que él. Entonces, ¿qué está felicitando?, ¿el modelo de gestión? ¡Cópielo!
Lo que ocurre es que hay que replantearse si somos socios o no. Evidentemente, están creando una Europa que tiene un eje que se divide en dos, el norte y el sur. El sur va a ser quien alquile las sombrillas en las playas y el norte quien venga aquí a tomar posesión de ellas. Porque dicho sea de paso, están comprando la costa. Ya no hace falta un nuevo desembarco ni entrar con los tanques. Llegas con la pasta y te quedas con todo. Es tan fácil como hundir un país y comprarlo.
El presidente del Gobierno debería ser el freno para que estas cosas no ocurrieran, pero aquí hay un pequeño pacto. Ellos, a Rajoy, que saben que miente y es corrupto, le desprecian profundamente, pero le toleran porque es dócil y a nosotros nos deja con el culo al aire. En vez de ir a dar la cara por nosotros va a Europa a defender sus intereses y los de su entorno.
¿Tendría capacidad Rajoy para defender los intereses de España o estamos tan maniatados que ya no podría hacer nada?
De entrada, habría que ver cuál es la contestación de Europa, pero tendría que plantearlo. Lo que no puede hacer es llegar con los pantalones bajados. Habría que ver qué ocurre si algún país de la Comunidad Europea se planta.
Hay un tema al que los medios de comunicación no le dan mucha importancia, pero la tiene. El FMI y el BCE no han creado más que desastres y ruina en todos los países donde han podido meter mano. A Sudamérica la hundieron con créditos y créditos y créditos. Se han tirado decenios pagando intereses a una gente que vivía muy bien, sin cubrir nunca la deuda.
El señor Kirchner los convocó de urgencia y les anunció que llevaban tanto tiempo pagando intereses que nos les iba a pagar ni un duro más, que le daba igual la deuda y que iban a trabajar para su país, que les bombardeasen y los invadiesen si querían. ¿Sabes qué hicieron? Nada. No han vuelto a pagar y la deuda desapareció. A lo mejor es un caso extremo y por eso le han hecho un mausoleo en su país, pero él se planto. Sí, los mercados reaccionarán y pondrán primas de riesgo, pero hay que plantearlo, porque esto es un callejón sin salida.

viernes, 18 de julio de 2014

HE VISTO COSAS QUE JAMÁS CREERÍAIS (DE MARTU GARROTE)

http://www.diarioprogresista.es/imagenes/sp.gif
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En tan solo poco más de dos años de Gobierno del Partido Popular, los españoles de a pie, esos que no somos españoles de bien sino pobres víctimas de esta gran estafa a la que llaman crisis, hemos visto cosas que jamás creeríamos que podrían pasar en España en pleno siglo XXI. Y lo que nos queda por ver, me temo.
Ayer mismo vimos entrar en prisión para cumplir tres años y un día de encierro a un joven estudiante de medicina acusado de participar en un piquete en la Huelga General de 2012. Y no será el único, en pocos días le acompañará por los mismos terribles delitos una mujer de 56 años. Antes que ellos fueron condenadas Ana y Tamara por estar en un piquete en el que alguien arrojó pintura a una piscina.
No son los únicos, en junio se celebró juicio contra cinco sindicalistas que entraron en una fábrica en La Rioja y para los que se pidió, nada menos, que dos años de cárcel para cada uno por un delito de coacciones durante la Huelga. Así podríamos seguir líneas y líneas hasta completar la escalofriante cifra de 300 representantes de los trabajadores acusados de diversos delitos que los llevarán a la cárcel por el hecho de defender lo que es de todos.
Desde que finalizó el franquismo, desde que acabó ese siniestro tiempo de represión y silencio, de abusos y criminalización de los que defendían los derechos de los trabajadores, la igualdad, la libertad, la democracia y todo aquello de lo que hoy creíamos disfrutar, no había vuelto a ser encarcelado un sindicalista por ejercer el derecho constitucional a la Huelga.
No es casualidad que en el momento en que el Partido Popular ha acabado con la causalidad en el despido, amparado por un Tribunal Constitucional que desampara a los trabajadores permitiendo un contrato indefinido con un año de prueba, que es lo mismo que permitir el despido libre y gratuito durante ese año, al mismo tiempo se dicten leyes represivas contra el Derecho de huelga, de manifestación, contra la libertad de expresión y otras tantas libertades individuales y colectivas.
No es casualidad que desde el Gobierno se ordene a los fiscales recurrir aquellas sentencias absolutorias o que acarrean pequeñas condenas que no conllevan ingreso en prisión por supuestos delitos cometidos durante el ejercicio del derecho a Huelga, incluido el de realizar piquetes informativos y pacíficos. Recursos que persiguen aplicar el tramo máximo de pena del tipo para que necesariamente, los sindicalistas acaben ingresando en prisión.
No es casualidad que se utilice el artículo 315 del Código Penal que castiga a quienes limiten los derechos de los trabajadores, fundamentalmente el derecho constitucional a la Huelga, precisamente para todo lo contrario, perseguir a los sindicalistas que participen en piquetes que tienen el fin de informar a los trabajadores de las razones para sumarse al paro y ayudarles a que eviten las presiones de sus empresarios.
El mensaje está claro, si no os resignáis a que pisoteemos vuestros derechos, si no os plegáis completamente a la voluntad de la patronal, si osáis cuestionar la bondad de los recortes con los que nos masacra el Partido Popular también en materia laboral, pondremos toda la maquinaria del Estado, Fiscalía incluida, para que recibáis un castigo que sirva de ejemplo a quiénes aún tengan ganas de enfrentarse a la opresión.
Si combinamos esta persecución político judicial de los sindicatos con una campaña de desprestigio orquestada por los medios de comunicación en manos de la derecha económica, una campaña donde se magnifique cualquier delito cometido por un sindicato sin reparar en que, hasta la fecha, han entrado en la cárcel, sido condenados, procesados o imputados, todos aquellos elegidos por los empresarios españoles para representarlos por robar a dos manos el dinero de todos, tenemos la mezcla perfecta: desafección ciudadana y criminalización sindical.
Es tarea de todos nosotros saber separar lo que es la corrupción llevada a cabo por individuos concretos y que merecen todo el reproche social y penal, de la campaña contra el buen nombre de los sindicatos como institución indispensable para la lucha por los derechos de los trabajadores. No podemos negar que los sindicatos han de cambiar, modernizarse y ser absolutamente intransigentes con aquellos que se corrompan, pero tampoco podemos caer en el juego de la derecha de obviar que los sindicalistas están siendo perseguidos por luchar por nuestros derechos, los de todos nosotros, los de nuestros hijos, por nuestro futuro.



jueves, 17 de julio de 2014

DESMONTANDO A UN MACARRA DE LAS LETRAS (POR RAFAEL NARBONA)




Merece la lectura sosegada del que le repugna ver a personajes así en instituciones como la Real Academia de la Lengua. No conozco a Rafael Narbona, es la primera vez que leo algo suyo, pero desde inicio del escrito coincido con él en todo lo que expone. Parece que ponga blanco sobre negro lo que siempre he pensado de este personaje que refleja lo que Machado escribió en su;

"Del pasado efímero"

"Este hombre no es de ayer ni es de mañana,

sino de nunca; de la cepa hispana 

no es el fruto maduro ni podrido,

es una fruta vana 

de aquella España que pasó y no ha sido,

esa que hoy tiene la cabeza cana". 

Aunque como dice Narbona, su actitud es más de chulo tabernario, de franquista fuera de su ambiente que busca con avidez un tiempo que se empeña en volver cada vez que llegan al gobierno los herederos del asesino dictador.


DESMONTANDO A ARTURO PÉREZ-REVERTE: UN MACARRA EN LA REPÚBLICA DE LAS LETRAS



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 Arturo Pérez-Reverte es muy español. Bravucón, fullero, malhablado, presuntuoso, fulero, procaz. Hay miles de españoles así. Solo hace falta acercarse a la barra de un bar para encontrar a un individuo con esas características. Se les reconoce de inmediato por sus fanfarronadas. Con un palillo entre los dientes y escupiendo por un colmillo, presumen de haber encontrado la piedra filosofal. No entienden por qué el mundo no les hace caso, pues tienen soluciones para todo. Si les dejaran, arreglarían todos los problemas con dos patadas y unos cuantos mamporros. Sus baladronadas explotan como bombas fétidas, contaminando el aire que respiran. Su verborrea es irrefrenable, pues nace de una vanidad incombustible. Pérez-Reverte presume de sus ventas, pero eso no le convierte en un buen escritor. En nuestra historia reciente, los autores más vendidos se llaman José María Gironella, Fernando Vizcaíno Casas, Luis Romero, Boris Izaguirre, Lucía Etxebarria o Belén Esteban. Es indiscutible que el porvenir le reserva un lugar de honor en este parnaso, donde prospera el plagio, la prosa deleznable, el premio fraudulento y el tráfico de influencias. Roma no paga a traidores, pero el fondo de reptiles sigue fluyendo con el hedor inconfundible de una cloaca. Por desgracia, la política, la mafia y la literatura se confunden en la misma maleza de imposturas, infamias y mentiras.
PLAGIARIO
El plagio es un pecado capital en el arte y Arturo Pérez-Reverte, amante de los excesos, no podía pasar de largo esa tentación. La Audiencia Provincial de Madrid le condenó en 2010 por plagiar el guión de la película Gitano, imponiéndole una indemnización de 200.000 euros a favor de González-Vigil, director y guionista de la película. El agraviado manifestó que Pérez-Reverte debería perder su sillón de académico, si existiera un ápice de “decencia” en una institución que presume de fijar, limpiar y proporcionar esplendor a nuestro idioma. Por supuesto, Pérez-Reverte no movió su trasero y la RAE añadió un nuevo capítulo de miseria a su bochornosa historia. No es extraño que “académico” se haya convertido en sinónimo de mediocre, petulante y engreído. Pérez-Reverte insultó hasta el aburrimiento a González-Vigil, acusándole de obrar por envidia y afán de lucro. Está claro. Todos quieren ser Pérez-Reverte, español universal y genio de la talla de Cervantes y Quevedo. La SGAE y la prensa del régimen del 78 excusaron al plagiario y proclamaron que España era un país cainita, incapaz de soportar el éxito ajeno. Apenas mencionaron que la indemnización no cubría las costas y, por tanto, era insuficiente para compensar los gastos de González-Vigil en un proceso que había durado doce incomprensibles años. Pérez-Reverte no pidió perdón ni se avergonzó en ningún momento. ¿Por qué hacerlo? ¿Acaso Camilo José Cela no había plagiado y recurrido a negros para alimentar su carrera hacia el Nobel? En Desmontando a Cela, Tomás García Yebra demuestra con evidencias incontestables que Cela utilizó negros desde los años 50. Los más conocidos son Mariano Tudela y Marcial Suárez. Si el Nobel plagió y contrató a negros para escribir sus novelas, ¿por qué desviarse de una tradición muy española?
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MACHISTA
Cuando Miguel Ángel Moratinos, Ministro de Asuntos Exteriores, abandonó su cargo y no pudo contener sus lágrimas, Pérez-Reverte escribió en Twitter: “Ni para irse tuvo huevos”. Después añadió que era una “nenaza”. Algunos le acusaron de machismo, pero el plumífero se ofendió, pues ya había demostrado en su artículo “Mujeres como las de antes” (El Semanal, 27-07-07) su profundo respeto al género femenino: “Muchas veces he dicho que apenas quedan mujeres como las de antes. Ni en el cine, ni fuera de él. Y me refiero a mujeres de esas que pisaban fuerte y sentías temblar el suelo a su paso. Mujeres de bandera”. Después de estas palabras dignas de un falangista nostálgico, Pérez-Reverte evocaba su encuentro con “una torda espectacular” en el vestíbulo del Hotel Palace, mientras departía con Javier Marías, triste imitador de James Joyce y Laurence Sterne. Es evidente que Pérez-Reverte contempla a las mujeres con la perspectiva de un jinete, hambriento de una buena cabalgada. A fin de cuentas, “las mujeres de antes” sabían cuál era su papel: ocuparse de las labores domésticas y ser el descanso del guerrero. Pérez-Reverte reconoce que aulló con Javier Marías cuando surgió el nombre de Sophia Loren. Desgraciadamente, se dieron por aludidas “una focas desechos de tienta que pasaban junto a nosotros vestidas con pantalón pirata, lorzas al aire y camiseta sudada; creyendo, las infelices, que nuestro por allí resopla va por ellas”. Animados por la charla, Marías y Pérez-Reverte acabaron lamentando que las mujeres ya no se parecieran a sus “madres, tías, primas mayores, vecinas”. Escribe Pérez-Reverte: “Hasta las niñas, en el recreo, se recogían con una mano la falda del babi y procuraban caminar como las mujeres mayores, con suave contoneo condicionado por la sabia combinación de tacones, falda que obligaba a moverse de un modo determinado, caderas en las que nunca se ponía el sol y garbo propio de hembras de gloriosa casta. En aquel tiempo, las mujeres se movían como en el cine y como señoras porque iban al cine y porque, además, eran señoras”. Es evidente que las mujeres de hoy en día no son señoras. Javier Marías y Pérez-Reverte coinciden con José María Aznar, al que le gusta que “la mujer sea mujer, mujer”. Envalentonado, Pérez-Reverte sigue exponiendo su interpretación de lo femenino: “Se nos cruza una rubia de buena cara y mejor figura, vestida de negro y con zapatos de tacón, que camina arqueando las piernas, toc, toc, con tan poca gracia que es como para, piadosamente -¿acaso no se mata a los caballos?-, abatirla de un escopetazo. Nos paramos a mirarla mientras se aleja, moviendo desolados la cabeza. Quod erat demostrandum, le digo al de Redonda para probarle que yo también tengo mis clásicos. Mírala, chaval: belleza, cuerpo perfecto, pero cuando decide ponerse elegante parece una marmota dominguera”. Por último, Pérez-Reverte no desperdicia la ocasión de insultar a la jovencita de hoy en día, aficionada a “sentarse despatarrada, el tatuaje en la teta y el piercing en el ombligo”. Yo he sido profesor de enseñanza media durante quince años y he tenido a cientos de alumnas así. Ya no estamos en los años del franquismo –bueno, al menos en teoría- y me parece perfecto que se vistan como les dé la gana. Las reflexiones de Pérez-Reverte parecen inspiradas por José Antonio Primo de Rivera. Advierto en ambos personajes el mismo desprecio por los derechos de la mujer y el insoportable machismo del que sale a la calle buscando culos y tetas. Es difícil leer el artículo de Pérez-Reverte y no sentir pasmo e indignación. Indignación por su visión de la mujer y pasmo por su desvergüenza para exteriorizar sus prejuicios, empleando un estilo chabacano y  tabernario.
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CLASISTA
Cuando hace unos años, Pérez-Reverte cruzó espadas con Francisco Umbral, otro putrefacto con eco mediático, finalizó su artículo con las amenazas de un macarra en toda la regla, acusando a su adversario de “una proverbial cobardía física, que siempre le impidió sostener con hechos lo que desliza desde el cobijo de la tecla. Pero al detalle iremos otro día. Cuando me responda, si tiene huevos”. Lo de los huevos es un reflejo automático en Pérez-Reverte, machista irredento y rufián de cuidado que arregla sus querellas con navajazos verbales. Por eso, cuando Rodríguez Zapatero dejó la Presidencia de Gobierno le espetó: “la mayoría de los españoles no somos tan gilipollas como usted” y le invitó a dar la cara: “…si tiene los santos huevos de entrar en un bar a tomar ese café que, estoy seguro, sigue sin tener ni puta idea de lo que vale”. Está claro que todo es una cuestión de huevos. Pérez-Reverte fue corresponsal de guerra y los tiene bien puestos, si bien las malas lenguas sostienen que pagaba a soldados y milicianos para que dispararan ráfagas cuando las cámaras empezaban a grabar, creando la impresión de que se hallaba en el centro de una peligrosa escaramuza. Solo es un rumor, pero otros que han batido el cobre de la guerra no desmienten esa poco épica versión de su trabajo.
A Pérez-Reverte no le gustan los pordioseros que afean el centro de Madrid y compadece a los policías municipales que se abstienen de intervenir por no correr el riesgo de ser llamados “esbirros fascistas”. En un artículo rebosante de esnobismo y odio de clase, Pérez-Reverte retrata con repulsivo desdén a un indigente que aparece en su camino: “Plaza del Callao, Madrid. Doce y media de la mañana. Tirado en el suelo sobre una manta y cartones, junto a un cochecito de niño cargado de paquetes y chismes, entorpeciendo el paso de la gente, un fulano barbudo, sucio, corpulento, está quitándose pelotillas de entre los dedos de los pies descalzos. La postura es de lo más relaxing cup de café con leche in Madrid, que diría la alcaldesa Ana Botella: tiene una pierna cruzada sobre otra -y quizá porque está tumbado al sol y hace calor- los pantalones bajados hasta las ingles, mostrando unas carnes mugrientas e hirsutas y unos calzoncillos de sospechosos tonos pardos. Al llegar a su altura, la peña se aparta con precaución, creándole en torno una pequeña tierra de nadie, un glacis en el que se ve un reguero de algo líquido que proviene del vivac callejero del fulano, ignoro si vino de un tetrabrik que figura entre sus posesiones o alguna clase de líquido de origen más personal y orgánico que, con tal de no levantarse, el individuo ha excretado directamente desde su cómodo apostadero” (“Relaxing cup in Madrid”, Semanal 21-10-13). Afortunadamente, la verdad es obstinada y surge por cualquier esquina. En el blog Photo-Thinking: Photo (no) News, el fotógrafo y periodista Czuko Williams pone las cosas en su sitio, desmontando el libelo de Pérez-Reverte:“Es una pena que el Sr. Reverte [...] no haya tenido las santas gónadas de bajar a la arena, rememorando sus años de callejeo junto a la Policía de Madrid y de tiroteos en el Territorio Comanche, para preguntarle un par de cosas a este mendigo que tiene un nombre. Se llama Juan,  Juan Mascuñano Torres. Un día tuvo un trabajo y hasta un coche que quedó abandonado, tras una crisis de pareja, en una calle de Pozuelo. Tuvo una vida que no estaba tan alejada de los dones de los que disfrutamos, con mayor o menor fortuna cada uno de nosotros; dones que por error, el Sr. Pérez Reverte considera que son eternos, que no terminan…obviando que un golpe del destino, un traspiés, una guerra o una simple enfermedad puede ponerle a él, como a mí, como a Juan o como a usted que lee estas líneas, en el mismo plácido colchón enlosado de la Calle Gran Vía. Porque Sr. Pérez Reverte, usted si no miente es que no se entera. Juan Mascuñano Torres habita desde hace años junto a Lourdes en la Calle Gran Vía, a las puertas de un cine –que no en la Plaza de Callao, como usted rubrica- Vive allí porque como él me ha dicho muchas veces, la vida en los albergues es una tortura. Está tumbado porque después de una paliza y la pérdida de un pulmón, no tiene movilidad en las piernas. Está en ese punto concreto porque es un lugar en el que existe una rejilla de ventilación que hace menos incómodas las noches al raso. Tiene una silla de ruedas –que no un cochecito de niño lleno de cachivaches- porque la necesita para moverse. Orina en una botella de plástico y jamás le ha visto nadie excretar en la calle, y menos usted, que no sabe, sin duda, de lo que está escribiendo si no es de oídas”.
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TAURINO Y FASCISTA
Si has llegado hasta aquí, comprenderás que Pérez-Reverte no podía desperdiciar la ocasión de elogiar la lidia, el repugnante espectáculo que algunos identifican –quizás con razón- con la quintaesencia de lo español. Elegido para pronunciar el pregón de la Real Maestranza de Sevilla, afirmó que el toro “nace para pelear con la fuerza de su casta y su bravura, dando a todos, incluso a aquel que lo mata, una lección de vida y coraje. […] Me gustan los toros bravos hasta la muerte y los toreros tranquilos, lentos, callados y valientes que se les arriman”. Con esa sobredosis de testosterona, es imposible que Pérez-Reverte no despachara sus compatriotas con cajas destempladas: “El español es históricamente un hijo de puta. […] Aquí todos hemos sido igual de hijos de puta, TODOS”. Esa aparente equidad se desvanece cuando se plantea la necesidad de reparar el dolor de las víctimas del franquismo, exhumando los restos de las incontables fosas clandestinas: “El problema es que España es un país inculto, España es un país gozosamente inculto, es un país deliberadamente inculto, que disfruta siendo inculto, que hace ya mucho tiempo que alardea de ser inculto, y con gente así, esa Ley de Memoria Histórica es ponerle una pistola en la mano. No estamos preparados para leyes como ésas”. Iñaki Anasagasti –tan desatinado otras veces- no se equivocaba cuando escribió: “Se nota a la legua que eres un fascista y no te interesa la democracia”.
EL INSPECTOR JOSÉ MARÍA PÉREZ REVERTE
Sin pizca de rubor, Pérez-Reverte ha declarado: “Antes de tener éxito con mis libros, yo era igual de chulo”. Es curioso que en un país tan inculto se vendan tan bien sus novelas o… ¿tal vez esa es la causa de su éxito? Por último, una cuestión personal. Hace unas semanas, escribí un artículo titulado: “Me cago en Pérez-Reverte: ¡Vivan las Brigadas Internacionales!”. Mi texto defendía a los voluntarios difamados por el escritor con su habitual despliegue de mala baba, que acababa su artículo con un rotundo: “Me cago en Hemingway”. No sé si él o los que administran su cuenta en Twitter, bucearon en mi blog y encontraron varios textos humorísticos donde aparezco con una pistola de plástico, fingiendo cara de malo. Pérez-Reverte -o su lacayo- escribió: “¿Ese es el tal Narbona? No querrá que lo tome en serio”. Días más tarde, rescató otra foto donde aparezco con una carabina de perdigones, pregonando que era la prueba inequívoca de mi mediocridad como ser humano y escritor. Solo quiero aclararle que nunca he ocultado mi verdadera identidad: soy un profesor de filosofía jubilado anticipadamente por enfermedad. Escribo crítica literaria en El Cultural desde 2000. Soy bipolar y me han reconocido una discapacidad superior al 65%. No quiero dejar pasar esto por alto, pues quiero brindarle la oportunidad de insultarme por mis problemas de salud. Muy pocos se resisten a esa tentación. Le recuerdo, eso sí, que la sabiduría popular atribuye a los locos el don de decir la verdad. Dado que Pérez-Reverte juega sucio, me permito imitarlo. Esas fotos son pura coña y no demuestran nada. Los verdaderos criminales se ocultan porque matan de verdad. Algo de eso tiene que saber el escritor, pues su hermano era el ex inspector de la Brigada Regional de Policía Judicial de Madrid José María Pérez-Reverte, apodado “Cartago”, jefe de “la mafia policial de los joyeros” que hizo desaparecer a Santiago Corella, el Nani, el primer –pero no único- desaparecido de la democracia. Invito a cualquiera a rastrear la red y hallar una foto del antiguo inspector, con un historial criminal sobrecogedor. El 6 de octubre de 1983 Antonio Vilariño, delincuente habitual, viajaba en un taxi por el Paseo del Prado. Un vehículo le cortó el paso y el inspector Pérez-Reverte abrió la puerta del taxi, disparando a Vilariño tres tiros a bocajarro. Según el informe de los forenses, “el primero a una distancia entre 50 y 100 centímetros; otro, entre 25 y 50 centímetros, y el tercero, que afectó al hígado y el pulmón, fue realizado a una distancia entre 3 y 10 centímetros, lo que supone que se efectuó a cañón tocante, apoyando la pistola sobre la víctima”. El 18 de junio de 1984 Feliciano Martín de Paredes, Pablo Pardo Ruiz y José Luis Fernández salían del taller de joyería situado en la calle Atocha nº 16, 4º piso. Los dos primeros fueron asesinados por el inspector Pérez-Reverte y otros tres policías. El 30 de junio José Luis Fernández, de solo 18 años, fue asesinado por la espalda por la espalda en un polígono de Móstoles. Durante el juicio contra los policías, el fiscal y las acusaciones particulares sostuvieron que “los agentes juzgados se pusieron de acuerdo para apoderarse de las joyas que iban a robar tres atracadores en el taller de joyería Viuda de Tornero, en la calle Atocha de Madrid. También acordaron disparar a quemarropa contra los atracadores y dejar escapar a Corroto para justificar la desaparición del botín”. El inspector Pérez-Reverte afirmó durante el juicio ante la Audiencia Provincial de Madrid que él nunca había disparado a quemarropa –pese a lo que señalaba la autopsia de los forenses-, pues había ganado varias competiciones de tiro y no necesitaba aproximarse tanto: “Si le hubiera puesto la pistola en la cabeza [a Martín de Paredes] lo reviento como a un melón”. El letrado Jaime Sanz de Bremond apuntó que el inspector pretendía “enmascarar su verdadera identidad, ya que su nombre completo es José María Pérez-Reverte Gutiérrez”. Absuelto en el caso del Nani, el inspector Pérez-Reverte fue condenado en diciembre de 1991 a 100 años de prisión por la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Madrid, que consideró probada su responsabilidad en los delitos de robo con muerte dolosa, asesinato múltiple con los agravantes de premeditación y prevalimiento, y delito continuado de falsedad en documento público. Han transcurrido 23 años y las joyas nunca fueron recuperadas. ¿Dónde está José María Pérez, que ya no es inspector y que se ha desprendido del incómodo Reverte? ¿Cuántos años pasó realmente entre rejas? ¿Se le aplicó el mismo rigor que a otros condenados? ¿Pasó por el régimen FIES? Es suficiente escribir mi nombre en Google y aparecen mis fotos con las pistolas. Yo no me escondo, pues es puro teatro. Los asesinos, en cambio, son meticulosos y viven en la sombra.
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LA SOMBRA DEL ASESINO
Sé que Arturo no es responsable de los crímenes de su hermano José María, pero es curioso que presuma de chulo y rete a sus adversarios –un Umbral ya viejo y enfermo- a resolver sus diferencias a puñetazos. ¿Es la violencia un sello de familia? ¿Por qué el intrépido Arturo no utiliza su pluma para aliviar y reparar el dolor de las víctimas de su hermano? Algunos hijos y nietos de destacados nazis han repudiado a sus padres y abuelos. Martin Bormman Jr., ahijado de Hitler e hijo de Martin Bormman, el hombre de confianza del Führer, viajó a Israel para conocer a los supervivientes de la Shoah y pedir perdón por los crímenes de su padre. Imagino que para hacer eso hay que tener huevos. ¿Los tiene Arturo Pérez-Reverte, salvo para amenazar a escritores decrépitos, burlarse de las mujeres, elogiar los toros o echar pestes de los indigentes? No sé si me contestará esta vez, pero no menosprecio su capacidad de hacer daño. Consiguió que El País despidiera al renombrado crítico y profesor de literatura Miguel García-Posada cuando escribió una reseña poco favorable sobre una de sus novelas. Puede que todo lo que yo he escrito –poco- sea una porquería condenada a desparecer por un desagüe, pero no me cabe duda alguna de que Arturo Pérez-Reverte ya se ha ganado un lugar de honor entre el nutrido panteón de impostores y energúmenos de la literatura española contemporánea. Se le recordará por su malicia y sus rebuznos, no por su talento. Y –claro está- por sus santos huevos.
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RAFAEL NARBONA