martes, 17 de septiembre de 2013

CUANDO LOS CERDOS COMEN FAISAN

ENRIC SOPENA
Cabos Sueltos
El ‘caso Faisán’, una infamia del PP y periodistas de la ‘caverna mediática’
“La infamia del faisán se sienta en el banquillo” [de los acusados], según proclamaba, con enorme satisfacción, el editorial de El Mundo de este lunes 16 de septiembre de 2013. Pedro J. Ramírez vuelve a jactarse de su capacidad para repartir carnets de infamia a todos quienes odia, en este caso unos cuantos policías y ciertos políticos, que se jugaban la vida ante los terroristas de ETA, como el entonces director general de la Policía, Víctor García Hidalgo y otros colegas suyos mayoritariamente ejemplares en sus funciones policiales. Merecen gratitud y respeto.

La caverna mediática
El caso Faisán sí es una infamia divulgada por unos cuantos populares y los periodistas de la caverna mediática. Como es una infamia la obsesión del citado periodista, maestro del amarillismo. Viene insistiendo durante años y, actualmente, en su peculiar suma y sigue sin prueba alguna sólida, respecto a los autores de la escalofriante matanza del 11-M. Desde 2004 hasta ahora, 2013, Ramírez ha intentado pillar al en aquellas fechas presidente Zapatero y al ministro de Interior, Rubalcaba. [A Rubalcaba, Ramírez no lo traga. Fue un gran ministro del Interior y es un político de raza].

Tan arrogante como vilipendiosa
En el mencionado editorial, la tesis es tan arrogante como infame o, si se prefiere, vilipendiosa. Es ésta: “Lo que se ocultaba tras el Faisán era la negociación del Gobierno Zapatero con ETA”. Pues bien, si así hubiera sucedido -más allá de ciertos errores, propios de la condición humana- no hubo ningún motivo para cargar soezmente contra sus máximos responsables.

El Gran Capitán de la derecha periodística
El proceso de paz significó, poco tiempo después, el fin de ETA. Pero fue el PP -con Ramírez de Gran Capitán de la derecha periodística- el que obstaculizó y procuró destruir la encomiable labor del Gobierno socialista. Las manifestaciones multitudinarias por las calles madrileñas, cercanas a Génova 13 y a la monumental bandera de España en la plaza Colón, no eran contra ETA y sí contra el Gobierno Zapatero, al que machacaban mediante el insulto persistente. [Cuesta entender, desde luego, la amigable relación entre Ramírez y Zapatero, todo sea dicho; fruto de estrategias mediáticas del expresidente muy desafortunadas].

Elogios a Otegi
El mismo Ramírez fue el que más elogió, y con entusiasmo, a su amigo José María Aznar por las negociaciones, llevadas a cabo por sus más estrechos colaboradores, con la plana mayor de ETA. Se observó, días después con facilidad, y por ejemplo, la evacuación de terroristas, trasladados a cárceles más próximas al País Vasco. Jaleaba Ramírez desde su periódico a quienes como Otegi -sí, Otegi- podrían encabezar la vanguardia de la paz

¿Activistas camuflados al servicio de ETA?
Nadie abrió la boca, ni lógicamente desde el Gobierno Aznar -y tampoco desde la oposición- para atacar a los responsables de una tregua que los etarras cerraron bruscamente y enseguida llenaron de cadáveres. Pero Ramírez eso lo minimiza. Prefiere acusar a Zapatero, a Rubalcaba y a los socialistas en general y denigrarlos como si fueran activistas camuflados al servicio de ETA. El asunto del faisán es, para miles y miles de ciudadanos, un golpe de infamia.
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM
En Twitter es @enricsopena

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