Apreciado Sr. Don Juan José Millás;
he leído como casi siempre que tengo ese tiempo indispensable para
poder leer sus escritos, lo que esta mañana ha caído en
mis manos. Y digo ha caído porque ha sido casi un milagro
poder leer de un tirón lo que nos dice usted sin que haya nadie que interrumpa
la lectura.
Lo copio y pego para que los lectores de este blog puedan leer y al mismo
tiempo analizar sus razonamientos, los cuales analizo por lo que tienen
de sabiduría y al mismo tiempo de reflejo de la realidad que nos
atormenta. El de hoy lo titula usted lo que nos pasa, y acaba en una conclusión
en la que por una vez y sin que sirva de precedente,
reniego. Y después le diré por qué.
Lo que nos pasa
Deberíamos hacer cola por la mañana,
a la espera de que abrieran los quioscos, para conocer el escándalo del día
En una época
de paro, explotación y supresión de derechos laborales, los sindicatos de clase
deberían gozar de un protagonismo del que huyen como de la peste. En una época
de políticas de extrema derecha, con atentados gravísimos a las libertades
individuales (la ley del aborto, verbi gratia), los partidos de
izquierda deberían brillar como el neón en las encuestas de intención de voto.
En una época de mentiras públicas diarias, lanzadas a granel en los
telediarios, en las emisoras de radio y hasta en el Congreso de los Diputados,
la verdad debería declararse Patrimonio de la Humanidad o ser objeto al menos
de los cuidados de las especies en extinción. En una época en la que la
monarquía se falta el respeto a sí misma cada martes y cada jueves, la
República debería constituir una aspiración moral de proporciones ciclópeas. En
una época en la que se contempla pasivamente cómo un grupo de inmigrantes se
ahoga intentando alcanzar la orilla o, peor aún, se contribuye a que mueran con
disparos de pelotas de goma, los que se llaman a sí mismos defensores de la
vida deberían incinerarse a lo bonzo ante el Ministerio del Interior para poner
en evidencia el cinismo gubernamental. En una época en la que los bancos roban
a sus clientes, en la que a los políticos se les descubren cuentas en Suiza un
día sí y otro también, en la que los enfermos agonizan y mueren en los pasillos
de los hospitales, en la que el peso de la carga fiscal cae sobre las clases
medias y bajas, y en la que se amnistía a los defraudadores de gran tonelaje,
el periodismo de denuncia debería conocer uno de sus momentos de gloria:
deberíamos hacer cola por la mañana, a la espera de que abrieran los quioscos,
para conocer el escándalo del día.
¿Qué ocurre entonces? No sé, quizá, que la obsesión por
lo que nos pasa, nos impide averiguar lo que pasa.
Hasta aquí su escrito y mi sorpresa por la conclusión. Sé que no estoy en posesión de la
verdad, nadie lo estamos, pero después de un escrito tan brillante la
conclusión a mi parecer merecía un destello tan brillante como la narración que
le precede.
Creo que
puedo tener otros finales posibles y me atrevo sabiendo de antemano que es una
osadía intentar corregir a un escritor como usted, al que admiro.
¿Qué ocurre entonces?
Ocurre que
durante más de siete años se estuvo masacrando al anterior presidente del
gobierno desde inicio de su mandato, y como una gota malaya día a día no hubo
descanso para las huestes de la derecha, la extrema derecha y la ultra derecha
de este país, todas unidas en un mismo lugar; el franquismo que jamás nos
abandonó y que creció y creció con el anterior presidente de la derecha hasta extremos
de verdadera gangrena democrática.
Los medios
de comunicación no ayudaron mucho a que esa gangrena sanara, más bien ayudaron
unos por interés y otros por desidia a que esa gangrena creciera hasta hacer
que todo el cuerpo fuera un amasijo putrefacto de ladrones (yo no sé decir
corruptos), fanáticos, ignorantes y crédulos que ni se imaginaban hasta donde
podían llegar las ínfulas del que "la tenía más larga" , (usted y yo
incluidos), y de paso se unieron ilustres periodistas que cada vez que había
ocasión y había siempre, añadían su sapiencia para no quedar fuera de juego.
Había que darle al muñeco, porque entre otras cosas, el muñeco era educado, y
sobre todo demócrata hasta la exageración, si es que se puede ser exagerado con
la democracia y no tiznarse de "bobo solemne".
Por eso un
pueblo tan poco acostumbrado a que se le respete y se le hable como a las
personas mayores creyó que lo que tenía de presidente era algo a lo que se le
podía dar de todas las maneras posibles y al mismo tiempo reírle las gracias a
quienes nunca creyeron en la democracia y siguieron siendo lo que siempre
fueron ellos, y sus padres y abuelos, seguidores de un dictador al que aun no
condenan, ellos los mas demócratas constitucionalistas del mundo mundial.
Se ha
atacado a las personas de todas las maneras posibles y se les ha metido el
miedo en el cuerpo desde que el dictador llego con sus "hordas
asesinas" enterrando a ciudadanos en las cunetas, que aun hoy día se
niegan a rescatar de las manos del asesino que los quiso esconder a las
generaciones siguientes.
Ese miedo
sigue en el cuerpo de la mayoría de los españoles, unos porque lo vivieron y
otros porque lo llevan en los genes, y si además le añade usted su buena dosis
de "derechización" como la que el diario en el que usted escribe
"El País", está inyectando para formar parte de la comparsa de lo que
se ha dado en llamar la "piara mediática" (yo no sé escribir Brunete),
tenemos todo el rompecabezas completo.
Entre los
empresarios que se venden con nuestro dinero para dárselo en negro a quienes
después pagan a sus diputados sobresueldos, y añaden subvenciones a los medios
que los ensalzan al tiempo que denigran a la oposición. Entre los tesoreros y
diputados del partido en el gobierno que tanto gustan de viajar a Suiza y otros paraísos
fiscales a dejar sus "merecidos" y "bien ganados" millones.
Entre un presidente presunto delincuente por los tres estados de autor,
cómplice y encubridor, que mira hacia cualquier lado y se esconde tras una TV
de plasma mientras la vergüenza se apodera de los ciudadanos viendo como los
periodistas sentados en una sala contigua toman notas del "discurso" a
mi parecer cobarde, y no se atreve a hablar y contestar todas las preguntas que
se le hagan en nombre de los ciudadanos. Mientras en cada esquina de este
vejado y humillado país haya un mendigo, en cada contenedor alguien rebuscando comida,
y las colas de las oficinas del paro sigan llenas a rebosar. Mientras la
justicia sea lenta y benévola con los que forman parte del partido en el
gobierno, y inhabilita a los jueces con vergüenza y dignidad que los muestran
con todas sus infamias al resto de españoles
Mientras todo eso suceda y los medios, los
pocos que teníamos se sigan DERECHIZANDO, ¿qué espera usted mi admirado Don
Juan José Millás?.
Ni la Virgen
del Rocío traerá mas trabajo y empleo a los españoles, ni la Virgen del Amor recientemente
condecorada por quién vota la ley del no aborto porque es provida al mismo
tiempo que ordena un ataque a unos emigrantes haciendo que mueran quince de ellos. Qué ironía provida
y asesino por acción directa de las fuerzas de seguridad que manda y por
omisión al no darles el socorro imprescindible para que no mueran ahogados
cuando estaban a punto de pisar la "tierra prometida".
Ahora
tenemos a un presidente a mi parecer un presunto jeta, caradura impertérrito,
que subido al estrado nos dice que vivimos en el país de las maravillas, que
gracias a él ya está todo solucionado y que dejen de molestar los más de seis
millones de parados, los casi dos millones de hogares con todos sus miembros en
paro, los dependientes que mueren antes de recibir las ayudas que precisan, los
que mueren en los pasillos de los hospitales, los que aun trabajando pasan
hambre porque los sueldos en negro a final de mes solo los cobran los del
partido en el gobierno, y así hasta todo lo que usted sabe.
Y mi
pregunta de conclusión es aun más simple, ¿qué necesidad tenemos los españoles
de que su diario se derechice más aun de lo que estaba ya?. ¿No hay bastantes
medios de comunicación de derecha, extrema derecha y ultraderecha?, ¿Para qué
seguir los dictados de las FAES?, ¿El Señor Arriola ha conseguido lo que se
proponía hasta el extremo de que se instituya el franquismo como ideología
unitaria en los medios?.
Lo que ocurre es:
Que a la izquierda se le trata como a un guiñapo desde los medios que deberían representar y defender la idea de democracia. Y hacerlo todos los días, señalando y educando a quienes en su infinita ignorancia se dejan engañar un día sí y otro también por quienes viven en España y tienen sus cuentas en Suiza, dándose golpes en el pecho patriótico justo donde tienen la cartera.
Decir desde esos medios, la verdad, sin fisuras aunque ello "cueste lo que cueste y nos cueste lo que nos cueste". Y no manipular las noticias aunque vengan recomendadas por quien va a comprar Canal +, o quien facilito los créditos de Bankia.
Solo con
medios que no favorezcan el populismo de desaprensivos que aprovechando la
ocasión fundan partidos para ver si con el jaleo "pillan cacho" ya habría
suficiente, pero eso sería pedir demasiado cuando los únicos que se atreven a
decir la verdad son medios online que
evidentemente no llegan a todos los españoles, como las televisiones, las
radios o los diarios de la derechización en la que vivimos.
Estoy seguro
que usted sabe lo que pasa mejor que yo, pero la vergüenza es posible que le
impida confesarlo, aunque su dignidad se vea perjudicada.
Apreciado y
admirado Don Juan José
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